El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos
los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido
toda nuestra religión.
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus
promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente
Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos
el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos,
durante la fiesta de la Ascensión.
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